martes, 12 de febrero de 2013

INVO

El sonido de la música recorre mi cuerpo al ritmo de la batería  Mis manos son acompañadas por los pies. La frente me suda bajo el flequillo pero por ello, no paro. Siento como la energía recorre desde los pies hasta las manos. Todo mi cuerpo. Mantengo los ojos cerrados mientras disfruto de cada segundo junto a mi creación. Tras pasar unos minutos decido parar para tomar un poco de agua. Mi cuerpo se para y siento como las vibraciones recorren mi cuerpo. Me levanto de la silla y voy hacia la botella de agua, pero cuando la cojo, oigo algo fuera del local de ensayo. Es domingo y se supone que no debería haber nadie, más no le doy mucho importancia.
Tras tragar un buche de agua vuelvo a oír algo no muy lejos de la puerta principal de los locales y me intrigo. Dejo la botella y salgo fuera. El frio me hiela por dentro. Se me ha olvidado ponerme la camiseta. No veo a nadie, realmente allí no hay nadie pero siento como si alguien me observara. Me doy la vuelta y alli encontré el ser que, en unos años,cambiaría mi vida. Frente a mi se hallaba una criatura alta, calva, con ojos grandes y vacíos y con una indumentaria fuera de lo común. Me quedo perplejo frente a ese ser de naturaleza extraterrestre pero el no tiene la misma impresión. 
La noche habia empezado ha caer sobre la ciudad y la vestimenta de aquel ser reflejaba los ultimos rayos de sol. De repente alza la mano y señala hacia arriba. Levanto la cabeza intentando averiguar que quería decirme con ello. Señalaba al cielo, a una pequeña esfera semiplana que volaba muy alto sobre nuestras cabezas, pero que nadie veía.
El ser me mira y de repente con una luz cegadora, desaparece. Tapo mis ojos con mis manos pero al destaparlos puedo observar que ha dejado un mensaje para mi en la pared, antes blanca.
"Vendremos a por ti. Eres el elegido"
El sudor de mi espalda se ha secado y siento como caigo al suelo sobre mis rodillas.

lunes, 11 de febrero de 2013

Shut

Y si no te vas de mi vida por las buenas, tendré que sacarte a ostias de ella.
Odio ponerme violenta contigo, cariño, pero te has metido donde no debías.

Noche loca

Mis ojos se abren, me encuentro en la cama y pero no se donde estoy. Me siento mirando a una pared blanco y creo que es mi habitación. Imágenes cortadas cruzan mi cabeza a cámara rápida pero no sé ordenarlas en orden cronológico ni de importancia.
A la izquierda de mi cama se encuentra mi bajo y una botella vacía de Absenta y a mi derecha: mi sujetador y unos vasos de chupito.
Me incorporo de la cara, a duras penas y a pesar del dolor de cabeza. Apoyo una mano sobre mi frente y me dispongo a levantarme. El suelo bajo mis pies esta frio.
Me pregunto donde podría estar mi ropa y de quien es esta camiseta que llevo puesta. Mierda...
Me temo lo peor. Salgo por la puerta de la habitación y sé perfectamente donde debo ir. El olor a vomito no me deja otra opción.
Y alli esta ella. Tirada cual perra vagabunda sobre el suelo.
Otra vez lo he vuelto a hacer, he vuelto a caer en sus besos. Sus tentadores y envenenados besos.  Ha vuelto a seducirme y he vuelto a caer. La recorro de arriba a abajo con mi mirada. Está tan preciosa. Veo su bolso al lado, me agacho y le robo un cigarro, lo enciendo. Me siento a su lado observando su boca, sus pechos, sus caderas. Maldita seductora que me robó el corazón, lo utilizó y lo tiró.
"Al menos es buena en la cama" pienso mientras el olor a vomito me esta haciendo tener náuseas.

Ciudad sin Ley

12 de Septiembre de 1985,


Eran mas o menos las nueve de la noche. Hora de dormir de la pequeña Samantha Johnsonn, pero su padre aún no había aparecido por su dormitorio. Cada noche el señor Johnsonn iba al cuarto de su hija, la arropaba, la besaba y le deseaba buenas noches. Pero eso noche no ocurrió.
Los ojos de la pequeña niña de solo 10 años de edad se estaban cerrando poco a poco causa del sueño, pero ella no podría dormir si su padre no iba a verla. Se armó de valor y fuerza y tras unos minutos en la más silenciosa de las casas del vecindario, se levantó de su cama, cogió su conejito celeste de peluche y se dispuso a buscar a su padre por la casa. Arastrando los pies se presentó en el salón, con esperanza de que su padre se hubiera quedado dormido en el sofá. Pero allí no había nadie.
Anduvo arrastrando a su pequeño peluche por el suelo hasta la cocina, deseando que su padre estuviera cenando aún. Pero allí no había nadie.
Samantha se dispuso a esperar a su padre en el salón ya que se dió cuenta de que en su cuarto pasaría miedo. Al poco tiempo, sus ojos empezaron a cerrarse de nuevo.
De repente, Samantha oyó el chillar de unos neumáticos en la calle y sus ojos de abrieron de par en par. ¿Papá?
Salió corriendo de la casa como si supiera con certeza que su padre estaba fuera de ella. Salió justo a tiempo para ver a un hombre ser empujado desde el interior de un coche hasta la acera, donde cayó cuan largo era. La niña se encontraba en la puerta de su casa, de pie observando las oscuras calles que solamente se teñían de las luces de un par de farolas que ni iluminaban bien. Otro hombre de aspecto más alto y ancho que el hombre que yacía en el suelo salió de la puerta principal del coche y se puso frente a este. Del bolsillo de su chaqueta sacó una pistola y apuntó al hombre del suelo en la frente. Samantha sabía que ese hombre que en poco tiempo tendría una bala entre ceja y ceja era su padre pero el miedo la paralizaba.
El hombre que se encontraba de pie dijo:
"Ha llegado tu hora Bob, esto te pasa por no cumplir tu palabra con nosotros"
De inmediato el sonido de la pistola sonó y recorrio desde la calle de ese pequeño barrio de Boston hasta las venas de la hija del asesinado. El hombre debió darse cuenta de la presencia de la niña pues de volvió y la miró.
"Tu no has visto nada" dijo. No iba a matar a una niña de 10 años. No al menos esa noche.
Samantha vio como el hombre volvía a meterse en el coche, cómo el coche se alejaba por la carretera y vió como su niñez se esfumaba con un simple apretar el gatillo.
Samantha juró venganza.

viernes, 1 de febrero de 2013

Impresión

Fue de improviso. No lo vi venir y creo que no estaba preparada para ello. En ninguno de los sentidos.

Me enfadé por una absurdez, pero supongo que aun te importo un mínimo como para que vinieras a consolarme.
Te acercaste y te sentaste en el suelo, delante mía y me dijiste con la voz más sincera que he oído de tus labios desde hace mucho tiempo.
No diste tiempo a mi contestación, pues en una milésima de segundo estabas en mis brazos.
Sentí demasiadas cosas en ese momento. Hacía un año que no me abrazabas así. Que no me abrazabas asecas. Con fuerza, con cariño y añoranza.
Fue de repente cuando mis ojos se llenaron de lagrimas. Lagrimas de tristeza.
Lagrimas que dibujaban en mi mejilla todos los recuerdos pasados.
Tras haberte echado tantísimo de menos durante tanto tiempo y tras haber estado ahí sin estar realmente, ese abrazo lo aclaró todo. Seguías ahí pero de otra manera.
Tuve miedo, al instante, miedo a que fuese el último abrazo hasta dentro de otro año más. Me di cuenta que no quería soltarte. No quería volver a perder a mi mejor amiga.
Con las lagrimas cayendo, silenciosas, mis labios dibujaron letras en el aire y solo se oyó: Te quiero, tia.
Junto con una leve risa y una contestación de esa persona que no me mostraba su rostro:
Y yo a ti.

[Dibujar castillos juntas]

lunes, 7 de enero de 2013

Inspiración


Etérea criatura de dorada alma,
Mujer que me dota de paz y calma,
Hermosa niña de ardiente mirada,
Nevado valle de lágrimas de tierra,
Bañado por una castaña cascada.

Reina de reinas,
Tusitala buscadora de hadas,
Fortuna me manda hacer un poema,
Aunque mis escritos no den más que pena.

No sé que escribirte, no puedo inspirarme,
Mi musa acostumbra a olvidarme.
Y me faltan versos,
Preferiría escribirte una carta,
Pero me faltarían verbos,
Faltarían palabras.

Sólo hay una manera de salir de este vacío,
Visualizar la estrella que admiro,
La que ilumina mi instinto.

 He de buscar,
A través de un verdoso río,
Allí podré encontrar,
A la niña con alma de libro.

¡Cómo desearía poder estar a tu lado!
Arroparte entre mis brazos,
Sentirme arropado por los tuyos.

¡Ansío ver tu mirada!
Y tu figura alada,
Ángel que bates el viento,

¡Quién fuera reloj!
Para ser dueño de tu tiempo

Tú me curas las heridas,
Me das felicidad con tan sólo unas miradas,
Fíjate, consigo inspirarme las veces que pienso,
En lo mucho que te quiero